martes, 9 de junio de 2020

El arte de la palabra y el proceso de diferencia como alejamiento del otro.


#EfraínNavarro
Basamos la vida en las posesiones, centramos nuestro poderío en la cuestión física,  en muchas cuestiones siempre basamos la selección de personal en sus habilidades y también en procesos de perfil. 

A veces el miedo nos persigue, disfrazado de duda, de enojo, de cerrar la opinión frente al otro alejándonos, y causando diferencias.  Recuerdo cuando en la secundaria vimos llegar a un maestro del cual sentimos decepción al verlo cruzar el umbral de la puerta, su voz pausada nos causó conflicto y cerro un poco, siendo adolescentes esperabas un profesor fuerte, pero no sentimos cautivados al escuchar su voz y sus historias y aprendimos así la física en procesos de cuando se columpiaba en un rancho, Nos embelesamos en sus historias aprendimos el significado de velocidad y movimiento.

El aprendizaje significativo cobra sentido cuando le damos una emoción,  cuando entendemos la situación de lo que nos aporta a la vida,  hoy es curioso como nos volcamos a las calles, si en cuarentena poco comprendimos la responsabilidad de estar en casa y darle una resignificación a la vida en casa, a re formular la vida en familia, aprendimos una nueva significación de la comunicación, pero nos alejamos del otro en base de la cercanía física, nos apartamos de la situación real para mostrar procesos de ilusiones momentáneas.  

En estos momentos en que la comunicación se volvió fundamental, nos cerramos a sentir los mensajes, de prevención y el proceso de convencimiento de estos, quizá por el desencanto de la modernidad o de las diferentes situaciones que enfrentamos, nos dividimos en tribus, en grupos sociales y económicos, en los que asumen la responsabilidad de prevención y los que se niegan. 
 A veces la experiencia nos   hace interpretar las cosas de forma diferente, de acuerdo a los intereses o simplemente a la inconformidad que enfrentamos, la cuarentena nos alejó de la vida y de la sociedad para hacernos entrar en procesos de asumir nuevos retos, de re formular el trabajo, y de re formular los procesos de socialización,   nos dieron mensajes claros y simplificados pero le perdimos el sentido de la palabra. 
Perdimos el tema de la palabra y de la sensibilidad, nos sentimos atrapados en medio de un vacío, escondiéndonos en las redes sociales, nos vinculamos con el mundo, pero nos cuesta trabajo analizar las situaciones existentes para recomponer la sociedad o simplemente a nosotros, nos sumimos en la desesperanza agobiados por el tema de la pandemia y las limitaciones. Nos sentimos agobiados por que perdimos el arte de la palabra, decimos las cosas, pero no siempre sabemos como trasmitir el mensaje, no sabemos como comunicarnos. Y lo vemos con el incremento de los niveles de ansiedad, de violencia y de falta de entendimiento o respeto del otro, nos llenamos de miedo ante la enfermedad, pero nuestra soberbia nos hace creernos inmunes, rompemos las reglas para mostrar el desencanto tal como cuando adolescentes para llamar la atención de los padres.

Quizá por eso al terminar esta primera semana, de este proceso de normalización vemos a muchos pensar que se acabó la pandemia, porque necesitamos algo a que aferrarnos, quizá es el hecho de pensar que pudimos superar este reto para olvidar el tema de la incertidumbre social y las pérdidas que tuvimos.

#DianaRomeroAnalista
El Orador
Hoy también tenemos el hecho de que perdimos el arte de la palabra, al hacer una distinción y señalando  a las personas que posiblemente tuvieron síntomas y no pensemos a los que perdieron a algún familiar, mientras muchos hoy niegan aun la existencia  otros son segregados,  señalados, no solo perdieron un poco la salud, no solo perdieron la comodidad o la certeza con que vivían, nos cambio a todos los planes,  pero también nos afectó en la percepción del otro, de romper sectores. El miedo hoy se refleja en alejar a las personas que pudieron tener sintomatología por ansiedad o por algún resfriado,   y les alejamos de nosotros,  de la posibilidad de reintegrarse a la vida,  y es lo que muchas veces pasa causamos en los demás dificultades de reincorporarse a la cotidianidad a esa que en meses pasados nos abrumaba, por que  perdimos el arte de la palabra y el aprendizaje significativo cuando le damos una carga negativa a las experiencias, a las personas, así vamos perdiendo la confianza en los demás haciéndonos mas vulnerables al alejarnos del otro. 

Olvidamos el proceso de la convivencia como cuando escuchábamos historias de los viejos, olvidamos el arte de la paciencia y de la comprensión, tenemos un proceso de basar nuestra seguridad en la fuerza física, o en el auto, en lo que reflejamos en las redes sociales.  Hoy vemos el tema de la comunicación solo como un proceso de romper el espacio de lo particular a lo público, olvidamos el arte de la palabra por aprender la poesía por repetición y los libros sin análisis crítico, perdimos el sentido de la palabra cuando solo empezamos a basar en aprender la fórmula de geometría para pasar la materia, y no entendimos como transformarla en poesía, volvimos la palabra en un sentido de diferencias, y de confrontación más allá de forma de negociación.

Sentimos hoy que al nuevamente poder empezar a salir a la calle tenemos la oportunidad de tener un sentido de comunicación basada en la imagen que podemos proyectar, olvidamos que la vida es poesía y la vida es la posibilidad de transformarnos, la palabra es la que nos brinda un poderío que se llama comunicación.



#DianaRomeroAnalista
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Autor: Diana María Romero Villanueva
E-mail: ac_diana_ac@hotmail.com
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#EfraínNavarro
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