#DianaRomeroAnalista |
Podríamos señalar que todo lo que nos paso en este año nos lleva a confrontarnos una y otra vez, a cuestionarnos de diferentes temas, haciendo mi corte de caja de vida, me he sentido como un proceso que me sacude de principio a fin y en perspectiva hace un año. Debo asumir que aprendí a veces por las buenas y otras ocasiones la vida me dijo así no es.
En ocasiones buscamos procesos de
certeza, y esta la basamos en los procesos financieros, a veces perder nos hace
ganar y ganar perder, (parece que la música algo me señala) la dicotomía de la
vida. Si como la mayoría de las
personas con padres que sobrepasan los sesenta años, centro la idea de éxito en
ese estereotipo, una casa con jardín grande y auto a la puerta, una familia
sonriente. Y en ocasiones la vida te da reveses para ponerte a prueba. Las noches de insomnio se ven recompensadas
con los objetivos materiales y el costo de la situación familiar es
incosteable.
Nos centramos en mantener una seguridad y un
poderío físico y financiero, seguimos estereotipos, que en ocasiones no somos
flexibles acerca de su cumplimiento. Nos
estresamos y enfermamos de tratar de tener control y de ego. Por qué nos
volvemos competitivos, a veces dejamos la vida en el trabajo, o en un accidente
por tratar de cumplir los objetivos para poder decirnos que hemos cumplido. Nos esmeramos por cumplir metas. Hace un año tenia
los planes seguros, sabía que debía cumplir, esquemas de cronograma y
cronometro de las acciones a seguir, a fin de año la vida me mostro lo frágil
que podía ser. Que en cuatro segundos y un abrir de ojos el mundo es diferente,
debía ser tan fuerte que así debía sonreír y decir estoy excelente, demostrar
que era mucho mas fuerte y determinada que antes, al fin de cuentas mi ego
decía eres inmortal.
Este proceso mundial de salud y
económico, nos hace tambalear a todos, nos quejamos, más allá de comprender lo
que nos enseña, a confrontarnos con nosotros mismos, a reinventarnos, hemos
tenido que reconfigurarnos veces sin
compaginar el trabajo en casa, y el trabajo desde casa. A veces la misma familia que estaba
básicamente en un espacio de convivencia de dormitorio debió asumirse a procesos
permanentes. Por que tenemos esta
pausa, en ocasiones para ver el facebook y reírnos, otros para tratar de aprender
nuevas cosas, a veces para tratar de sentarnos y tratar de entender el proceso
económico por que vemos la incertidumbre del mercado laboral.
Los sectores de administración pública
y de salud tratando de trabajar a marchas forzadas, debiendo atender cosas que
no se habían previsto, en verdad no estaba nadie preparado, para esta
situación, el agotamiento de estar en
casa nos alcanzó, justo en un momento en que sentimos que las cosas se
desmoronan, ves las noticias, los
indicadores aumentan, que la economía no marcha bien, y hablan de una recesión
que era mas un proceso que se veía venir
meses antes.
Hemos visto que la sociedad tiene un proceso
de desencanto ha enfrentado el tema de llegar a una cotidianidad de la violencia,
de una y otra forma, el desencanto de la institución de la familia
y se replica la violencia vivida, la desigualdad social que ha dejado brechas
que en este momento se agudizaron, debilidades sociales y de carácter que cada día se ven mas
marcadas reflejadas en el comportamiento que vemos desde hace algún tiempo en las redes
sociales. Mostrando una nula tolerancia
la frustración y la tolerancia a la demora, pero este debacle
en todos los sentidos nos ha venido
mostrando que estamos en un proceso de ruptura de valores, de sentido de pertenencia,
desde el proceso en que nos adjetivamos y nos despersonalizamos al tratar de pertenecer
a un grupo.
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Quizá el proceso de una sociedad
sitiada, es mas un proceso de desconstrucción teórica ya que hemos visto otro
proceso de segregación más allá de la racial o económica, la de la salud a
aquellos que han tenido alguna enfermedad respiratoria los hemos segregado,
discriminado, de por sí ya cuando vemos alguna situación de alerta tratamos de pasar desapercibidos, pero
ahora los corremos o apartamos como en
otro tiempo se hacia la distinción social, para estar a salvo, ahora también vemos procesos donde el
argumento discursivo en algunos
políticos es caer en la ofensa y en la descalificación personal, si bien es
cierto que el ideal de político debe ser un personaje intachable y escrupuloso
en todos los sentidos, son personas, que
trabajan, se ha olvidado de que los
procesos que deben ser cuestionados son en base a resultados.
El fino arte de la política y de
buscar el bien común también ha tenido un proceso de fragmentación y de una
fragilidad de lo intimo a lo público, vemos el proceso de descomposición
mientras tenemos un mundo que se llena de adjetivos para diferenciar, y más allá de construir semejanzas crea
distanciamiento, nos agrupamos en tribus
sociales y en tribus virtuales que crea una segregación. Mas allá de buscar un esquema basado en
procesos igualitarios, más allá de tener
procesos de búsqueda de bien común, nos
ponemos a buscar el bienestar particular basado en un esquema financiero,
nuestro poderío en lo que podemos proyectar que poseemos, cuando esta pandemia nos mostro que todo es efímero,
y los esquemas sociales cambian, quizá en un proceso de transformación, hemos creado una
fragmentación de la sociedad y despersonalización del individuo.
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Autor: Diana María Romero Villanueva
E-mail: ac_diana_ac@hotmail.com
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