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Cuando vemos a los sectores más importantes como el empresarial, gobierno y religioso contagiados, saben los ciudadanos que algo, estamos en serio riesgo.
La pandemia, vemos que no solo ha puesto en evidencia la incapacidad de los gobiernos en crear programas y políticas publicas cuando la ciudadanía tiene un descontrol, la economía, una pausa que empezó a mermar todo con la pérdida de empleos formales y el subempleo.
Algunos señalan que la recuperación para los sectores empresariales puede ser en nueve meses, y para la los sectores menos favorecidos hasta diez años. Lo cual abre una brecha de desigualdad social en todos los niveles; lo cual implica un rezago educativo también y una brecha de violencia económica que afectara más en un tema como es la ruptura de familias, deserción escolar temprana y por supuesto la violencia social y delincuencia.
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Ya vemos la falta y quiebre de valores sociales como el acaparamiento de tanques de oxígeno, que se cerraron casi mil 700 perfiles por la venta fraudulenta de estos profeco-cerrara-mil-700-cuentas-de-facebook-por-fraude-con-tanques-de-oxigeno/, lo cual incrementa la desesperación de las familias que buscan de estas herramientas, tristemente vemos una fragmentación en los valores y solidaridad como humanidad.
Quizá envueltos en la cotidianidad de noticias negativas que nos han endurecido y alejado de la comprensión y apoyo, por el agandalle, sacar ventaja de la desgracia ajena; cuando sabemos que los actores principales más fuertes de la sociedad están contagiados, no podemos alegrarnos, ya que ellos con los medios necesarios y recursos a manos llenas padecen esta pandemia, que le puede esperar a los sectores más desfavorecidos, cuantos más se endeudaran o quedaran en mayor deuda por tratar de sacar a su familiar adelante.
LA FRAGMENTACIÓN DE LA SOCIEDAD.
Si bien es un factor a ganar para todos desde un punto de vista donde se vuelvan mas humanos y comprensibles, sobre las necesidades sociales, después de saber en carne propia los padecimientos en momentos de mayor necesidad y animo por conservar la vida, es probable, que los valores sociales y morales no se recuperen, estamos en ese experimento de las ratas donde se comieron unas a otras por el encierro. La anomia se convierte en algo normal, cotidiano.
Vemos la vida con desdén y ajena, al no respetar la norma social de la sana distancia y el uso de cubre bocas, quizá en estos momentos en que estamos viendo la necesidad de una evolución, vemos un retroceso, cuando niña miraba en la televisión las hambrunas de Etiopia, la escases de agua y tenía miedo de que alguna vez se extendiera a nivel mundial, quizá la gran problemática que debemos enfrentar como sectores generacionales es esta pandemia, en que vemos que los recursos son escasos para preservar la vida, hospitales saturados, y altos niveles de desempleo.
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la historia económica de la sociedad nos habla de sectores importantes como la iglesia, que es un sector de preponderante, mas hoy vemos a sus actores contagiados, vemos a futbolistas contagiados, los cuales ya sabían y por no perder prestaciones cometen actos casi suicidas, vemos al presidente enfermo, ajeno a los partidos políticos, sabemos que todos somos vulnerables, más la cotidianidad nos permite ver personas en la calle, en el transporte público, sin seguir las normas, argumentando diferentes escusas, sin embargo no asumen la responsabilidad, por lo cual debemos entender que la posible evolución de la humanidad este en el comportamiento más allá de una condición física.
Cuando inicio este proceso de la pandemia, se llegó a ver como algo que pronto pasaría, que si se sabía de las pérdidas económicas, y de las vidas pero esperanzadoramente se pensaba que serían menores a las que vivimos hoy, hoy a casi un año seguimos viendo personas que no tienen la seriedad de respetar, aun vemos las burlas de quienes ignoran la ley haciendo fiestas, de personas que dicen es mi vida, ya para que me cuido.
El ego y la vanidad como un tema de mayor daño a la sociedad, que tiene esclavizado al mundo en una cuarentena, con pérdidas económicas y de vidas, y el agandalle como algo cotidiano, siempre habrá quien busque ganar sobre la necesidad ajena. Muchas personas vemos ya no solo vendiendo en las calles por pérdidas de empleos formales, o empleos emergentes, también vemos empleos fantasmas que no solo les roban un dinero, si no también la esperanza de poder cumplir con sus obligaciones familiares.
Hoy también aunado a esta ruptura de valores vemos otro tipo de prostitución en las redes sociales si aquella que empezaba como extorción por fotografías comprometedoras, ahora abiertamente venden packs hombres y mujeres, en grupos de ventas.
Los valores se fueron relajando, hasta llegar a una descomposición que se hace evidente en este momento con la falta de seriedad, quizá los jóvenes en un problema de pocos valores familiares, responsabilidades y una falta de certeza del futuro, hoy los vemos amontonados en fiestas. Tal como lo señalan sin-sana-distancia-y-con-aglomeraciones-el-momento-en-el-que-disuelven-una-fiesta-masiva-en-chimalhuacan/. Y los un poco mayores con desencanto por l vida o con una mentalidad de miedo o no pasa nada, también exponen la vida de todos.
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Hoy debemos reflexionar al ver a los sectores más predominantes de la sociedad padecer esta pandemia que es lo que debemos fortalecer para poder continuar, y avanzar sin más pérdidas humanas. Como podemos velar por una humanidad cuando estamos encerrados en el ego y la vanidad y en sacar ventaja.
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| Diana María Romero Villanueva |
#DianaRomeroAnalista
