La violencia a ido en aumento, de una forma que nos sorprende al verla a través de medios de comunicación o redes sociales, pero en persona nos mostramos indiferentes.
Venimos mostrando un proceso de personas con poca tolerancia a la frustración y a la demora, una especie de invalides emocional, nos apresuramos a conseguir mil cosas, a satisfacer logros y satisfacer procesos basados en la adquisición de bienes. Lo cual es correcto pero este proceso de centrarnos en el ego como el principio rector de la vida. Ha generado esquemas de insatisfacción y frustración, aunados a elementos sociales y económicos que nos enfrentamos, así como factores familiares que revelan la baja capacidad de gestión emocional.
Teniendo reacciones violentas, como los hechos ocurridos en Avenida San Jeronimo al Atropellar una Camioneta a una mujer. O los hechos violentos en las protestas capitalinas. Vemos ya no solo en la frontera norte del país tiroteos.
Hace años recuerdo el caso de una madre que se Suicidó, junto a su pequeño hijo fue muy criticada por esa actitud. Mas en ocasiones he visto en personas cercanas jóvenes o viejos, decir no puedo sostener más esto, Y algunos otros decir las ventajas de la vida.
Dicen que la vida es fácil y divertida. Mas muchas personas con seis meses de desempleo, en el subempleo o la informalidad, ven en ocasiones la gestión emocional poco probable. En estos días escuche a un hombre, me acostumbre ya tanto a perder que no tengo como deprimirme.
Otros que simplemente tienen que asumir la situación y no pensar solo trabajar por el sustento de la familia, hay quienes la depresión la enfrentan como una violenta reacción. Cuando niña alguna vez escuche que los pobres no tenían tiempo de tener enfermedades emocionales. En otras ocasiones escuche que los ricos no tenían mayores preocupaciones, en estos tiempos vemos la violencia como un fenómeno social cotidiano, que hace explotar en ira o en llanto, llevando a una incapacidad de controlar las reacciones de forma racional llevando a situaciones donde queda anulado el instinto de supervivencia.
Si bien muchas activistas señalan que las movilizaciones son necesarias para lograr ser escuchadas, hemos visto el destrozo de monumentos, negocios y agresión física de personas. hemos visto que la forma de protestar a desatado un furor, si bien es cierto que las protestas en su mayor parte son buscando justicia o el respeto de algún derecho. Vemos también que los grupos de choque que buscan en ocasiones desprestigiar los movimientos, ahora vemos también gobiernos que hacen caso omiso como un medio de generar incertidumbre en los ciudadanos y poder limitar derechos. A causa de garantizar el bienestar general.
Vemos una sociedad llena de miedos. El miedo casi lo vivimos de forma general, y en ocasiones vemos ese miedo no solo hacer huir como ratones, brincando a una solución fatal, también vemos situaciones violentas con enfrentamientos entre automovilistas, el abuso de autoridad del supervisor frente a los empleados, como una forma de mostrar su superioridad.
A la madre gritara su hijo, por que no sabe gestionar las situaciones y al padre de igual forma por no saber como asumir. En estos meses, muchos dicen estamos bien, estamos bien, tratan de mantener los ánimos de todos, en ocasiones se hace largo el recorrido, vemos un aumento en las muertes por la pandemia, o por enfermedades que dejaron de ser importantes para el gobierno.
Vemos diferentes temas, que causan dolor y en ocasiones depresiones, se menciona muchos el apoyo psicológico, pero hay un vacío en el sistema educativo, la inteligencia emocional que en últimos tiempos ha tenido un mayor eco, pero no la importancia debida. Por esta razón es momento de comenzar a tener presentes que el impulso del otro puede ser más violento de lo que podemos imaginar.
Es momento de e tomar una pausa y reflexionar acerca de nuestras acciones. De poder reflexionar sobre lo que vivimos y quizá encontrar el punto donde el miedo y la violencia no encuentren el punto de ebullición. Quizá en este momento más allá de sociología hablo como una persona que sabe lo que es tener miedo, que sabe lo que es buscar soluciones aun cuando parezcan casi inexistentes, pero sobre todo por que veo a amigos lidiar con situaciones o enfermedades. Que tratan de seguir y en muchos casos han caído en un consumismo espiritual, vemos cursos de meditación, y etc. Y veo que tienen auge por un hecho, hay un gran numero de personas que se sienten a la deriva y buscan mantener un poco la calma, o quizá por el hecho de que ya explotaron, escucho a muchos haber perdido la fe y buscan refugiarse en tratar de mantener la esperanza.
Hoy quizá debemos reflexionar sobre las actividades y nuestro paso por la vida. Quizá para mantener un poco todos la ilusión y el ánimo arriba podría decir que en el mundo paralelo nada de esto está pasando. O tal vez la frase loca "Nada es lo que parece, todo es lo opuesto a lo que parece"
Quizá por esa razón deberíamos hecharnos un clavado en leer un libro la isla misteriosa. Podríamos descubrir que la vida es una decisión.
Diana María Romero Villanueva |
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