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Son días grises este periodo previo a la navidad, los contagios han repuntado nuevamente, la guardia la hemos bajado. Hoy escribo esta nota desde un lugar emblemático en Santa María la Ribera y quizá por eso bien a mí la letra de una canción. Estamos cada día apostando la vida como si no valiera nada, quizá dentro del fatalismo José Alfredo nos hace entender el comportamiento de hoy día frente a la pandemia.
Muchas familias han tenido una cuarentena prolongada, mientras hemos visto que algunos otros no les importa la situación sanitaria, hay familias que han enfrentado la enfermedad y la han podido superar, en otros casos no han podido recuperarse de ese virus.
El virus se tornó un agente de cambio en nuestras vidas. Cambiando el curso de la economía, cambiando la forma de interactuar, y de estudiar, de asumir las situaciones de enfrentar los retos.
La forma de hacer negocios, hace meses veía a muchos confiados, cuando la enfermedad se presentó, como todos asumieron la lucha por conservar la vida. A todo precio, ahora si era, que costo tiene la vida. Esa frase que poco teníamos como una posibilidad lejana, que respirar dábamos por sentado, una actividad natural que hacíamos inconscientemente y de forma gratuita.
El acudir todos los días a la escuela como un proceso de socialización mas que aprendizaje. Cambio, la vida se volvió más lenta apara algunos, y para otros el acelerado proceso de aprender desde casa. Y algunos, aprendieron a vivir con ese señalamiento que deja el haber pasado por el virus.
Han sido meses constantemente escuchar la noticia sobre el virus, la cuarentena prolongada y una situación de economía vulnerada, hemos visto como cambio la situación inclusive familiar. Cuando el miedo surgió , frente a un contagiado de coronavirus, dejándolo de lado.
La fragilidad de la vida y ese sueño efímero de tener todo bajo control, ese sueño efímero del ego como una forma de tratar de continuar la vida, todos buscamos la prevalencia. Por que generacionalmente estamos influenciados por la necesidad del logro. De aceptación y de pertenencia.
Los parámetros de mercadotecnia, acerca de necesidad cubierta, la satisfacción, lo imperativo de consumo, el estatus y ahora la experiencia. Crecimos con diseños de mercadotecnia. Acerca de parámetros de consumo y la vinculación de la felicidad. El consumo como la necesidad de pertenencia. Cuando el respirar nos costo no solo dinero, cuando en esa falta de aire se sintió el miedo y la necesidad de aferrarse a la vida, ese miedo indescriptible de saber que en segundos puede todo acabar. Entonces si hubo preocupación.
Vemos a muchos otros seguir negándose a seguir la norma porque igual que en todo, yo soy más chi……n que los demás. Vemos a muchos seguir diciendo no puedo respirar con el cubrebocas, eso es un invento, es un acto simbólico de callarnos para que no protestemos.
La situación real de México es creer que podemos con todo, que la situación no esta tan mal hemos estado peor. Nos recordamos a la familia burrón, no hay nada que no tuviera solución, creemos en los cuentos del chavo del ocho que a todo sobrevivía, y no obedecía reglas. Por eso tenemos el problema de una elevación de contagios, por que tenemos que religiosamente ir a ver a san juditas Tadeo, no podemos faltar a los quince años de la sobrina del vecino de mi comadre.
Tenemos cada día que salir a trabajar, y los camiones pues no pueden aplicar la regla de la sana distancia, y tampoco pueden controlar el uso del cubrebocas de todos los usuarios, no falta quien te mire feo es que son una bola de burros que se dejan controlar. Cada día es una experiencia cuando miras la situación, los comercios tratan de hacer holgadas las medidas, total no van a perder un cliente.
A quien le puede importar, vemos a gente aun peleando por el hecho que es su vida, a quien le puede importar, pero no se dan cuenta que en ocasiones el que te contagia no es necesariamente el que tose, o el que se ve enfermo, algunos son portadores asintomáticos, algunos aún están en periodo de incubación o han superado el virus y son potenciales focos de contaminación. Quizá cuando vemos la muerte de cerca y sentimos ese miedo queremos aferrarnos y sabemos que Jose Alfredo Jiménez estaba equivocado y la vida si vale. Que un suspiro si es una manifestación del alma por querer mantenerse en este plano.
Quizá sea una navidad triste para muchos, por la situación económica por la perdida de empleo, o por haber perdido a un familiar, quizá cuando suene el mariachi o los villancicos de navidad, podemos entender que se apuesta la vida y que si comienza llorando y llorando se acaba. Y que cada día apostamos la vida y se respeta al que gane. Y quizá sea ese que no piense que la vida no vale nada.
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